EL MUNDO MITOLOGICO
Se suela definir a la palabra mito diciendo que es todo relato de los tiempos fabulosos y heroicos. Pero la verdadera significación de este término, su definición más exacta y comprensible es: fábula, cuento o narración fantástica en la cual uno o varios dioses, semidioses o héroes divinizados tienen un papel predominante. De no intervenir personajes de un panteón religiosos, en vez de mitos se trata ya de leyendas o de simples cuentos.
Los mitos son esencialmente populares y anónimos. Los poetas influyeron mucho en su formación y más aún en su evolución; es decir, adquieren no solamente vida y consistencia sino fijeza gracias a la forma poética. En cambio el papel de los sacerdotes en la creación de los mitos fue mínimo, por no decir nulo.
EL CONOCIMIENTO NECESARIO
Es imposible conocer bien las grandes civilizaciones antiguas (sobre todo la Griega y Romana) tan importantes para Occidente, sin conocer sus mitologías. No menos imposible es leer provechosamente a sus grandes autores a menos de suspender mil veces la lectura para acudir en busca de informes sobre dioses y tradiciones, a un buen diccionario. Y si de la literatura pasamos a las demás artes, ða quien deberían más pintura y escultura que a la mitología?
En lo esencial, la mitología romana es tributaria de la griega. No fue en el campo de la especulación mítica en el que destacaron los latinos. En realidad su único aporte fue reemplazar los nombres de las divinidades.
EL ORIGEN DE LOS DIOSES
Según el poeta griego Hesiodo (siglo VII A de C.) en su obra Teogonía: ðAnte todo fue el Caos. Luego Gea (la Tierra), la del ancho seno, eterno e inquebrantable sostén de todas las cosas, y Eros, el más hermosos de los inmortales, que penetra con su dulce languidez a dioses y hombres, doma los corazones y triunfa de los consejos prudentesð.
Caos, Gea y Eros fueron, pues, los tres elementos primordiales. Pero no coexistentes, sino aparecidos en el orden en que se van mostrando.
Para Hesiodo, el Caos era el espacio abierto, el Vacío y Gea no era la tierra tal cual estaba cuando los griegos la contemplaban en tiempos del poeta, sino la materia terrestre en vías de formación, concebida como elemento primordial del cual iban a salir las razas divinas. Eros no era tampoco el amor humano personificado, puesto que aún no existían los hombres y ni siquiera los dioses, sino esa especie de fuerza misteriosa que empuja todo a combinarse, mezclarse y unirse para dar origen a la vida. Fuerza que sin producir nada por si misma, hace producir a todo cuanto toca. Y en primer lugar a Caos y Gea, que gracias a él empezarían la sucesión de sus generaciones.
En virtud de la acción de Eros, de Caos salieron Erebos y Nix. Es decir, la oscuridad primordial, las tinieblas, dividida en dos principios, uno macho y otro hembra. Estos principios, al unirse mediante la acción de Eros, darán nacimiento a ðla luzð, doble asimismo, personificada en Aiter y Hemera. Aiter(el Eter) o la luz de las regiones superiores, y Hemera (el Día), luz de la atmósfera terrestre.